Tradicionalmente, la historia se transmitía a través de libros de texto y lecciones magistrales. En la actualidad, el repertorio se ha ampliado enormemente. La presencia de plataformas virtuales, repositorios digitales, bibliotecas en línea, podcasts, videos educativos, museos virtuales y colecciones interactivas abre un mundo de posibilidades. Para el docente, aprovechar este acervo implica:
- Curaduría de contenidos digitales: Seleccionar fuentes fiables, relevantes y representativas que presenten diferentes perspectivas sobre un mismo hecho histórico.
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- Trabajo por proyectos multimedia: Motivar a los estudiantes a crear productos finales (documentales breves, galerías virtuales, podcasts, infografías interactivas) que integren información histórica contrastada.
- Sugerencia de experiencias virtuales: Proponer visitas a museos en línea, recorridos históricos por medio de Google Earth, o reconstrucciones 3D de sitios arqueológicos, facilitando así el acceso a patrimonios culturales lejanos.
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